lunes, 31 de enero de 2011
La Zona Rosa aún no es de tolerancia, pero ya lo parece
La Zona Rosa aún no es de tolerancia, pero ya lo parece
Alberto Nájar
Se le menciona como uno de los lugares que se convertirán en áreas toleradas para el ejercicio de la prostitución, aunque desde ahora vecinos y comerciantes afirman que jamás lo permitirán. Sin embargo, éstos reconocen que deben hacer frente a la realidad: en la Zona Rosa ''pasa de todo'' y en sus 12 manzanas existen 40 cantinas, 12 centros de table dance y seis discotecas; en sus calles operan 300 güigüis, 60 chichifos, cinco pandillas, 15 travestis y 300 prostitutas que trabajan en locales cerrados y ocasionalmente en la vía pública.
Hay para todos los gustos: desde espectáculos de desnudos hasta exclusivas fiestas gay; reventones donde loúnico que está¡ prohibido es salirse sin pagar la cuenta o discretas casas de citas. Para beber, fumar o aspirar también existe una amplia variedad y las únicas condiciones son saber buscar y cuidarse de quien vende.
También hay opciones para todos los bolsillos, pues por tres pesos se puede consumir una cerveza en alguna de las fondas que se ubican en la Glorieta Insurgentes, a unos pasos de la Secretaría de Seguridad Pública, o bien tomarla en el ambiente de élite que ofrecen el Mens Club o el Royal Club, exclusivos para socios.
Sábado Distrito Federal
El fin de semana en la Zona Rosa empieza el jueves y concluye la madrugada del domingo. En ese lapso, según el consejero ciudadano Alberto Kuhn Vargas, ''pasa de todo'', lo cual significa que, por ejemplo, en una casa particular de la calle de Varsovia se reúnan cientos de adolescentes para participar en el reventón semanal, con barra libre y sin límite de tiempo.
Asisten también decenas de jóvenes adinerados que llegan en motocicletas, que estacionan en cualquier parte. La entrada cuesta 80 pesos pero después de las doce de la noche, cuando el ambiente empieza a tomar vuelo, la diversión consiste en brincarse a la casa desde las viviendas vecinas.
Kuhn Vargas reconoce que en ese lugar nada se puede hacer, porque es particular, a pesar de que saben a ciencia cierta que se cobra la entrada, se venden ''ríos de alcohol y se trafica con droga, crack, cocaína, mariguana o lo que sea''.
Tres calles al poniente se realiza otra fiesta aún más privada, en el sexto piso de un edificio contiguo a una discoteca. A ese lugar sólo se ingresa por invitación y según algunos tarjeteros que trabajan en la zona, ''si no eres gay no entras''.
O bien, si hay suerte, se puede conseguir una invitación a Vlados, una casa de citas ubicada en Río Marne, en la colonia Cuauhtémoc. Las tarjetas de este lugar, que se reserva el derecho de admisión, se reparten ocasionalmente en la Zona Rosa, y de acuerdo con Marla, una de las promotoras, aunque las copas de bebida nacional cuestan lo mismo que en otros lugares, la diferencia estriba en ''el ambiente privado y las muchachas que están muy buenas y sanas''.
Asistir a estas fiestas es arriesgado, porque no tienen ningún tipo de control. Empero, no son los únicos puntos de peligro en la Zona Rosa, pues existen áreas todavÃa más inseguras como los alrededores de la SSP, la Glorieta de Insurgentes y la esquina de Londres y Génova, donde se reúnen decenas de jóvenes integrantes de alguna de las cinco pandillas que operan en la zona.
Kuhn Vargas comentó que precisamente entre ellos se encuentran algunos de los distribuidores al menudeo de droga, aunque ''es difícil precisar en donde están, porque obviamente que se están moviendo''. Lo más popular es la cocaína, que se cotiza entre 150 y 200 pesos la grapa, aunque también se pueden conseguir crack y mariguana.
En busca del cliente dorado
De Insurgentes a Florencia y de Chapultepec a Reforma, el primer contacto con el ambiente de fin de semana son los güigüis, hombres y mujeres que reparten tarjetas de discotecas o centros de table dance y que obtienen una comisión por cada cliente que consiguen y el consumo que realice.
Son aproximadamente 300 los que trabajan en la Zona Rosa, la mayoría de entre 15 y 25 años que se reparten las calles de acuerdo con su antiguedad y el lugar al que promueven.
Pedro, quien reparte tarjetas del Caballo de Hierro, Keops, Manhattan y Extravaganzza, comentó que hace cuatro años empezó como garrotero en el Dragón Rojo, luego ascendió a acomodador de autos, después se hizo cargo del guardarropa y desde hace 15 meses ''me dieron chance de tarjetear''.
Explica en que consiste su trabajo: cuando consiguen un cliente, los tarjeteros lo llevan al sitio que promueven y a cambio reciben una copia de la comanda con que se elabora la cuenta del recién llegado. Su comisión es proporcional al consumo: diez pesos por cada copa, 120 si pide una botella y 150 si contrata los servicios de alguna prostituta. En el caso de los centros de table dance los güigüis reciben cinco pesos por cada baile que contrate su cliente.
Para poder ofrecer estas gratificaciones las ganancias de los establecimientos son elevadas. Cada copa de bebida nacional cuesta 30 pesos, la botella de ron se cotiza entre 400 y 550, el boleto para un baile en la mesa del cliente --que dura tres minutos-- se vende en 70 pesos y sostener una relación sexual significa desembolsar por lo menos mil 500 pesos, de los cuales la chica se queda con mil y el resto lo entrega al lugar donde trabaja.
De acuerdo con Gerardo Jiménez, líder de prostitutos y travestis de la colonia Hipódromo Condesa, en la Zona Rosa trabajan regularmente 300 meretrices en locales cerrados y la vía pública.
De todo y para todos
Los chichifos, jóvenes homosexuales que ejercen la prostitución, empiezan a aparecer desde las seis de la tarde en las calles de Londres, Hamburgo, Florencia, Varsovia, Liverpool y Paseo de la Reforma en el tramo de Lieja hasta el Angel de la Independencia. A veces caminan sin rumbo fijo, pero casi siempre permanecen de pie por varias horas junto a los teléfonos, siempre atentos al paso de automóviles de lujo o de hombres maduros y bien vestidos.
Los fines de semana suman 60 los que trabajan en la Zona Rosa, aunque el número varía de acuerdo a como se presente el ambiente. La mayoría ya son conocidos y por lo mismo tienen clientes más o menos fijos; otros, los que apenas empiezan, deambulan alrededor de los bares y discotecas gay.
Tienen mucha demanda, pues según Mauricio, de 16 años, ''muchos hombres cuando llegan a cierta edad se sienten solos y nosotros les damos la compañía que necesitan''. A sus clientes los contactan en la calle pero el trato lo hacen a bordo de su automóvil o en un lugar diferente. ''Es por seguridad de los dos, hay muchos policías que los extorsionan''.
Los vecinos y comerciantes de la Zona Rosa no están de acuerdo en que se convierta en área tolerada para el ejercicio de la prostitución, e incluso el consejero ciudadano Alberto Kuhn rechazó que esa práctica se lleve a cabo en la vía pública. ''Si se da intramuros es otra cosa, allí no podemos hacer nada''.
Tomado de
http://www.jornada.unam.mx/1996/07/01/zonaros.html
jueves, 27 de enero de 2011
La glorieta del deseo
La glorieta del deseo
24 de enero de 2011En 1969, el año del viaje a la Luna, la glorieta del Metro Insurgentes era un cráter futurista abierto en la columna vertebral de la urbe. Los añejos caserones que la circundaban parecían mirarla azorados, como si de pronto la ciudad de México hubiera ingresado en un cómic de ciencia ficción. José Alvarado afirmaba que el Metro iba a crear un ciudadano nuevo: un capitalino sin neurosis, fresco, relajado, sonriente, que en cosa de minutos sería capaz de transportarse cómodamente sentado en un vagón que borraba de un plumazo los semáforos, los embolletamientos, la lentitud de los trolebuses, la pesadilla que fue durante años viajar colgado en el pescante de los autobuses urbanos: López Mateos, Circunvalación, San Juanico, Violeta-Perú, Zócalo-Xochicalco y anexas. Terminaba para siempre “el viaje de mosquita”. La glorieta de Insurgentes era la escenografía del mundo que se aproximaba: una ciudad ultradinámica, dotada de circuitos, desniveles, amplísimos espacios.
La historia de la urbe es la historia de la forma en que la urbe asesina nuestros sueños. Una década después de que Gustavo Díaz Ordaz inaugurara el primer viaje en Metro, un cronista inigualable, José Joaquín Blanco, visitó nuestro cráter del futuro. Descubrió que la ciudad, “su miseria, sus masas, el modo de vida de sus barrios, su violencia”, había convertido la glorieta en una plaza más. Las boutiques, los bares, los lujosos restaurantes que en 1969 servían al aire libre, y eran la puerta que conducía, ¡oh, Cuevas!, ¡oh, Fuentes!, ¡oh, Monsiváis!, a la snobísima Zona Rosa, se habían disuelto en una serie de fondas, taquerías, torterías, sucursales de la Conasupo, el Boletrónico y el Injuve.
Muchedumbres intermitentes, uniformadas por la pobreza —ataviadas, cuando más, por la oferta de Milano—, corrían, compraban en las tiendas de soya, se alimentaban con licuados, se agrupaban en corrillos, se descomponían en figuras prematuramente devastadas por la crisis. Han pasado más de cuatro décadas desde que Díaz Ordaz condujo con sus propias manos un vagón del Metro. Los túneles de la ciudad interplanetaria se hallan invadidos por discos y películas “piratas”.
Los ambulantes venden cepillos, lociones, cosméticos. En 1969, la publicidad ofrecía la aspiración de convertir a los mexicanos en técnicos de IBM. Hoy se pueden contar en la circunferencia de la glorieta trece cafés internet, atascados la mayor parte del día. La computación no fue el futuro: los mexicanos entetienen un mundo sin oportunidades en el Twitter, el chat, el e-mail. Sobre los restaurantes al aire libre cayeron el polvo, el smog: el mundo interplanetario fue reemplazado por baños públicos, farmacias de similares, escuelas “internacionales” de cosmiatría, maquillaje y estilismo, tiendas de productos para la calvicie, la gordura y la impotencia, locales de lotería, peluquerías de a diez pesos y consultas médicas de a veinticinco.
Las muchedumbres forman colas estables frente a las máquinas de recarga del Metrobús.
Los túneles traseros de los comercios huelen a orines; los niños de la calle se agrupan, a inhalar cemento, junto al busto del regente Corona del Rosal. En las bancas, los novios se besan, pelean, conversan. Las tribus urbanas, emos, punketos, lo que sea, afirman por un instante su pertenencia a la metrópoli. La glorieta registra la salida masiva de los mexicanos del clóset: fajes a mil por hora y besos de lengüita de ese amor que hace unos años no se atrevía a pronunciar su nombre. Cumbias y salsas emergen de los puestos.
Entre las seis de la tarde y las nueve de la noche, la glorieta es la sala de estar de una ciudad que se caracteriza por su falta de puntos de encuentro. Es el sofá, el café, la lonchería a cielo abierto, la dura decisión de subirse al Metro o dirigirse, sin más, al cercano Hotel Castro.
Ha caído la noche. A la plaza la sobresaltan las sombras. Como en la crónica lejana de José Joaquín Blanco, los policías fuman. Aguardan el momento de oficiar.
Tomado de
http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/51457.html
martes, 10 de noviembre de 2009
Ambulantaje inspira a los artistas visuales de “Chilango’s Hawkers”
Redacción
El Universal
Domingo 26 de julio de 2009
El proyecto Chilango´s Hawkers, integrado por 17 artistas visuales mexicanos, se presentará en agosto en la bienal internacional Metrópolis 2009, organizada por el Teatro Internacional de Copenhague en Dinamarca.
Mediante 14 propuestas que incluyen instalaciones, videos y performances, por primera vez los artistas mexicanos llevarán al público danés percepciones relacionados con el ambulantaje capitalino, mediante concepciones como nomadismo, urbanismo, economía informal, piratería e intercambio, transformadas a conceptos artísticos y estéticos con el objetivo de entretejer e intercambiar visiones del ambulantaje.
Además se realizará una transmisión de video en vivo a través de Internet, de los vendedores ambulantes del Centro Histórico; el video será transmitido en tiempo real el 12 de agosto en http:webcast.unam.mx/bmetropolis09/ a las 15 horas tiempo de México, 22 horas de Copenhague.
Muestra de arte urbano
Sergio Medrano, curador de la muestra comentó que la propuesta Chilango´s Hawkers, es de arte público y urbano, por lo que no está pensado para espacios de galerías ni museos, sino para llevarlo a cabo en las calles de Copenhague. Mencionó que algunas obras están pensadas para recorrer las líneas del metro y plazas públicas.
Los proyectos se solicitaron a través de una convocatoria que se guía bajo líneas de investigación que enfocan al ambulantaje como la acción de deambular por diversos sitios de la ciudad comercializando un producto.
Bajo esa línea de trabajo, Cesar Cortés hace Re-armable, una estructura modular articulada que realizará un recorrido buscando que el movimiento registre símbolos generados por el cuerpo y la estructura, mismos que tendrán un significado. Se trata de construcciones espejo, que refleja los movimientos de los otros y los suyos. Para él, las decisiones afectan el espacio, por lo que retratará su movimiento y creará estampas que serán puestas en las personas para generar una interacción.
En la bienal Metrópolis participarán Claudia Adeath, Victor Bañales, Llana Boltvinik, César Cortés, Israel Cortés, Osfabel Diteos, Sergio Medrano, Marina Meza, Alejandro Rincón y Arturo Rodríguez, de la Escuela de pintura, escultura y grabado, La Esmeralda, la Escuela Nacional de Artes plásticas y la Universidad La Salle.
Tomado de
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/59994.html
martes, 16 de septiembre de 2008
Descripción en los medios 1
Tomado de:
La batalla entre los emos y RBD
Fausto Pretelin Muñoz de Cote
El Universal
Sábado 22 de marzo de 2008
"El nido habitado por el metro Insurgentes se mueve. Para el conservadurismo político se trata de un baldío cultural; para los mercadólogos es el parque temático de la antiaspiración; para los arquitectos posmodernos es un espacio-basura; para el conservadurismo moral es una isla conquistada por depravados; para los liberales bienpensantes es un zoológico humano; para miles de transeúntes es un mal necesario.
Los antropólogos del asfalto lo señalan como el verdugo de la Zona Rosa. Los delegados preferirían que no existiese. Los emos, punks y gays piensan lo contrario. ¿Pero quién hablaba de los emos hace un mes? La publicidad, el arte del dopaje blando y divertido, no nos los había presentado.
Tal vez sea esta la razón por la cual, en la glorieta de los Insurgentes, no haya modelos luciendo trajes Ermenegildo Zegna ni oxígeno patrocinado por la marca Jean Paul Gaultier. Olvidamos que nos encontramos en una transición espectacular: del control televisivo al descontrol cibernético; del gobierno programado por el duopolio televisivo a la anarquía descargada en internet."
http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/vi_40087.html
martes, 29 de julio de 2008
Paz en la Glorieta de Insurgentes
Alma García | Nacional
Domingo 23 de Marzo, 2008
Representantes de los emos, darks y punks hicieron ayer las paces. Foto: Marco Rosales
Integrantes de diversas tribus urbanas, en particular los llamados punks y darks, acordaron ayer “hacer las paces” con los miembros del movimiento de los emos, en una mesa de diálogo instalada en la glorieta de la estación del Metro Insurgentes.
En el encuentro, darketos expresaron que quienes en las últimas semanas han protagonizado agresiones en contra de los emos en diferentes puntos del país, incluido el Distrito Federal, son falsos integrantes de dichos grupos.
Se trata de seudopunks y seudodarks, que no observan una conducta de tolerancia que los auténticos integrantes de ambas tribus sí tienen, dijeron en la junta.
En las platicas también participaron representantes de otras organizaciones civiles, tales como el Colectivo LGBT (Lésbico Gay Bisexual Transgénero), la Organización Por la Diversidad Sexual y Proyecto Sida Chiapas.
Y en representación del Gobierno del Distrito Federal estuvo presente Alejandro Martín Juárez, director general de Concertación Política.
“No debemos caer en lo que quiere el Gobierno, echarnos a pelear como gallos; no estamos a favor pero tampoco estamos en contra, pedimos respeto y nosotros también lo vamos a dar”, dijo un darketo que se identificó como Darynkayna.
Dijo que su grupo invitó a los llamados punks, pero que éstos no quisieron acudir a la reunión porque aseguran que ellos también son agredidos. Sin embargo, en el acuerdo de paz logrado se incluyó a éstos, lo mismo que a integrantes de otros grupos juveniles o tribus urbanas.
A la reunión acudieron unos 50 darks y un centenar de emos, los primeros provenientes del tianguis cultural del Chopo. Llamó la atención que el grupo llegó con un suéter blanco atado a un paraguas, a manera de bandera de paz, y en seguida convocó a dialogar ahí mismo al centenar de emos.
Tomado de
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=353339
viernes, 18 de julio de 2008
Denuncian trabajadores malos manejos en el Centro Cultural Xavier Villaurrutia
Denuncian trabajadores malos manejos en el Centro Cultural Xavier Villaurrutia
■ Escamoteo de recursos y modificación arbitraria de las condiciones de trabajo, algunos factores que denuncia el fundador del lugar
■ Hoy, la titular de cultura local recibirá a los inconformes
Arturo García Hernández
lunes 24 de marzo de 2008
El Centro Cultural Xavier Villaurrutia (CCXV), que durante 19 años ha funcionado en la Glorieta del Metro Insurgentes como un espacio de enseñanza artística y desarrollo cultural para personas de bajos recursos, enfrenta una situación que pone en riesgo su continuidad.
Ubaldo Comi Aguilera, fundador y coordinador del centro, perteneciente a la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, responsabiliza a las autoridades de la situación prevaleciente. Entre otros factores, señala: escamoteo de recursos, equipo y material necesarios para trabajar; ambigüedad sobre la coordinación específica de la que depende directamente el centro; intento de modificar arbitrariamente las relaciones contractuales con el equipo docente del centro cultural, y hacer contrataciones por “amiguismo”.
Como principal causante del conflicto, Comi Aguilera y el grupo de profesores que lo respalda señalan a Isabel Molina Warner, coordinadora interinstitucional de la Secretaría de Cultura. Es ella quien directamente –aseguran los declarantes– bloquea el acceso a los recursos asignados y promueve las modificaciones contractuales mencionadas. Por ejemplo, la más reciente, la de Judith Méndez, inicialmente contratada para trabajar del primero de febrero al 31 de diciembre de este año, a quien ahora pretende “cancelarle” dicho contrato y hacerle firmar uno de mes y medio.
Actualmente hay 307 alumnos inscritos en las distintas disciplinas y actividades que se imparten en el centro. A ninguno se le cobra por concepto de inscripción o colegiatura, y sólo se les pide que lleven su material.
De acuerdo con distintos testimonios recabados, el CCXV ha funcionado como un espacio de aprendizaje, de crecimiento personal y de integración social, del que también se han beneficiado niños y niñas en situación de calle; personas de la diversidad sexual o con capacidades diferentes y otras pertenecientes a los llamados grupos vulnerables.
Los denunciantes han hecho llegar un documento a Elena Cepeda de León, titular de la Secretaría de Cultura, en el que detallan la situación y sus demandas. Este lunes, a las 11 de la mañana, la funcionaria recibirá en sus oficinas a una comisión de inconformes, luego de dos citas canceladas.
Tomado de
http://www.jornada.unam.mx/2008/03/24/index.php?section=espectaculos&article=a23n1esp
miércoles, 16 de julio de 2008
Chocan emos y punks en la Glorieta de Insurgentes; no se reportan heridos
Chocan emos y punks en la Glorieta de Insurgentes; no se reportan heridos
■ En el lugar hubo dos enfrentamientos; la presencia de unos hare krishnas calmó los ánimos
Josefina Quintero M.
La convocatoria para unificar a los jóvenes conocidos como emos y enfrentar las agresiones y muestras de intolerancia sufridas por esta tribu urbana, integrada en su mayoría por adolescentes, provocó enfrentamientos, agresiones verbales y físicas a todo aquel que manifestara oposición y rechazo a su “ideología”.
La presencia de más de 200 jóvenes en la Glorieta de Insurgentes, donde ayer se tenía programado un encuentro entre los adolescentes de esta ideología, hizo que el lugar por algunas horas se convirtiera en territorio emo.
La reunión de los jóvenes, que habían sido amenazados mediante mensajes electrónicos y páginas de Internet, estalló cuando llegaron a la glorieta seis punks, a quienes se intentó sacar de inmediato del lugar, pues los emos aseguraron que los amagos provenían de ese grupo. Los emos corrieron hacia ellos y empezaron a golpearlos, pero la intervención de la policía evitó que siguiera la agresión.
Pese a la presencia de un numeroso contingente de granaderos en los accesos del lugar, que es usado como punto de encuentro por diversos sectores de la población que se sienten rechazados, entre los jóvenes emos prevalecía la alerta ante una posible agresión y bastaba cualquier crítica para que reaccionaran con violencia.
“Ya estamos cansados de que siempre seamos los pinches emos pendejos. Si me jalan de las greñas, al pedo que me les pongo, porque ya estamos hartos de que al caminar por la ciudad siempre nos critiquen ‘por nuestros pantalones apretaditos’”, aseguró uno de ellos.
Diversas fueron las definiciones de ser emo: “se nace”, “se lleva en los sentimientos”, “personas muy felices o tristes”, “bipolares”.
En el lugar se concentraron integrantes de organizaciones civiles para crear un cinturón de seguridad y evitar que los adolescentes emos fueran agredidos. Asimismo, hubo visitadores de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.
Sin embargo, pasadas las cinco de la tarde las diferencias entre punks y emos provocaron un segundo enfrentamiento, por lo que se obligó a que los primeros salieran de la Glorieta del Metro Insurgentes, durante la gresca se escuchó una detonación. La confrontación fue dispersada por elementos de seguridad, sin embargo, minutos después, los punks se presentaron con refuerzos y en el momento en que ingresaban al recinto ambos grupos se lanzaron cuanto objeto tuvieran a la mano. La seguridad se reforzó.
Una valla de elementos policiacos dividía a ambos grupos. Los antiemos, como se denominaron, explicaron que sus adversarios no tenían identidad ni ideología y son una copia de todas las culturas urbanas. “Se quejan de la intolerancia y agresiones y ellos están haciendo lo mismo, piensan que estamos en su territorio”.
Al lugar llegó un grupo de hare krishnas para hacer una invitación a conocer su ideología. La música interpretada durante su presentación, que realizan todos los sábados, sirvió para calmar los ánimos. Minutos después, la Glorieta de Insurgentes fue desalojada por los elementos de seguridad, pero se monto una guardia para prevenir cualquier incidente. No se reportaron heridos.
Tomado de
http://www.jornada.unam.mx/2008/03/16/index.php?section=capital&article=037n1cap